No podré ser el mejor ni mucho menos bueno pero es lo que me hace feliz y mientras tenga piernas y vida yo seguiré jugando. En la cancha mis problemas se me olvidan y es como si el mundo no importara y me entra una alegría, todos mis males se van y uno disfruta como si fuese algo que deseara con todo el alma. Sin duda alguna el fútbol es hermoso. Cuando lo juego con mis amigos se vuelve tan divertido y adictivo es como si no me cansara nunca y quisiera seguir jugando y no parar nunca. Ir a un torneo nacional es tan sorpréndete, te encuentras con todo tipo de jugador como por ejemplos altos, bajos, ágiles, de un solo regate, tácticos, defensivos, de todo tipo. Es como si fuese otro mundo. Uno aprende tanto de el fútbol de las demás escuelas ya que es un fútbol diferente y elegante. Es algo increíble jugar con gente buena. Uno se unta sobrepasar sus límites e intentar darlo todo en la cancha. Cuando me lesione en el último partido que jugué a nivel nacional fue la peor sensación del mundo. Ver como bailaban a mi equipo sin yo poder hacer algo y ver que les clavarán el primer gol ha sido la peor sensación del mundo pero de los errores uno aprende.